miércoles, 5 de septiembre de 2012

Noche de reencuentros

Son muchas las personas que he conocido a lo largo de mi vida. Nunca me consideré una persona sociable en exceso, de esas que necesitan irse a casa con un amigo nuevo cada noche, que buscan en los demás la aprovación que quizás no tengan de sí mismos. Pero si alguna vez me quejé de aquellos que se cruzaban en mi camino, el tiempo me enseña que son las mismas piedras las que hacen el sendero y no el sendero quien fabrica piedras.
Y en una de mis, ya sonadas noches en vela, echo la vista hacia atrás y me encuentro con ellos. Amigos que se vuelven conocidos o desconocidos que se ahora forman parte de mi familia y me vienen lágrimas a los ojos. De felicidad, de nostalgia, de todo aquello que sufrí o reí junto a ellos y me entristece pensar que mi paso por su vida no haya sido tan espectacular como el paso de la suya por la mía. Espectacular. Porque nada que merezca la pena ser añorada tiene que ser menos que eso, menos que espectacular.
Echo de menos a aquellos que se fueron, y ansio conocer a aquellos que vendrán. Solo espero que, en mi cielo, algún día me dejen juntarlos a todos ellos y sentarme a recordar.
Rezo para que, si en esta noche me Estas escuchando, si he de morir, por lo menos que sea con mis recuerdos, con la alegría que hoy siento de poder mirar atrás y pensar en ellos...
¡Sabría que vendrías esta noche también! Ojala pudieras hablarme y yo escucharte como tú haces ahora conmigo...

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