domingo, 28 de junio de 2009

Quiero volver

Quiero volver a nacer. Haces cosas de cuando era pequeña, tener mis juguetes en mis manos, y mirarlos para que nunca los pueda olvidar. Nunca quise crecer. Los años han pasado sin darme la opción de parar, sin preguntarme qué quería hacer yo, sin poder evitarlos. Y mis juguetes han quedado en el olvido de mi imaginación, a veces, algunos se escapan de su prisión, de la prisión donde una vez otros los encerraron y vuelven a mí. Pasean por mis ojos, se quedan fijos por un momento y vuelven a desaparecer dejándome un regusto de algo pasado que siempre fue bueno, algo hermoso dentro de una vida adulta que deja mucho que desear para los niños que fuimos algún día. Unos niños que creían que al crecer podrían comer todas las chuches que quisieran, ver las pelis de mayores y acostarse tarde sin saber que detrás de esos deseos infantiles se escondían terribles verdades, contraindicaciones o efectos secundarios.
Quiero volver a ser pequeña, arreglar estropicios de mi vida que me han convertido en la adulta que soy ahora, una adulta con problemas de adulta que no tenía cuando era niña.
Quiero volver a ser pequeña, irme al campo con mi familia, en el columpio de mi abuelo, con mi triciclo rojo, mi muñeca que lloraba y un gran oso azul de peluche con el que dormía.
Quiero salir de mi propia prisión, en la que yo me encerré un día y gritar que soy libre. Prometo salir, buscar la salida, recuperar las fuerzas que perdí y salir.

sábado, 6 de junio de 2009

Con el techo

Entra en la consulta. A penas es consciente de que está allí. Se tumba en el sofá, hoy le apetece tumbarse y no mirar a nada que no sea el gotelé azul del techo.
"Estaba sentada enfrente de un café. Estaba con mis amigas, pero en realidad no estaba, como si otra persona hablara por mí, como si viera en mundo desde más dentro de mí, como si me hubiera sentado enfrente de la ventana y lo viera todo desde más lejos. Estaba hablando de él, una tarde más. Pero aquel día era distinto porque había renovado sentimientos, nuevas cosas que creí olvidadas y es que había soñado con él.
Estaba en un mercadillo, sola. Un mercadillo de los famosos en mi ciudad. De repente algo me asustó y él me miraba desde la otra parte de la calle, diciéndome que también tenía miedo. Lo abrazo " no sabes las ganas que tenía de abrazarte". Deseos reprimidos que afloran de noche, ya sé lo que son los sueños. Yo me los tomo muy en serio, me río sin son divertidos, lloro sin son tristes, son mis sueños, mis deseos, son parte de mí de lo que siento y me afectan, no m avergüenzo de ello, de sufrir por cosas que sé que quiero. Doy gracias por poder sentirlos, por poder conocer cosas de mí todos los días mientras duermo.
Lo echo de menos, echo de menos esa sensación de saber que está conmigo, alguien que te mira, que te desea, que entre un millón está conmigo. Esa capacidad de hacerte sentir especial. Tal vez no lo echo de menos a él, tal vez soy solo víctima de unas circunstancias, de una serie de casualidades en las cuales las novedades superan a la monotonía, nuevas caras, nuevas situaciones a las que adaptarse, nombres que recordar.
Pero ahora nunca lo sabremos. Se va. Ya no cabe la posibilidad de cruzarse con él en la calle. Andar sin rumbo no tendrá la misma emoción, no será una aventura, tan solo será andar sin rumbo en una ciudad que por momentos se queda vacía."