miércoles, 13 de octubre de 2010

Invento

Tengo una poesía en el alma, que se atraganta al salir de las manos. Tengo una moneda en el bolsillo "si sale cara me vas a por una copa y si sale cruz, ¿tú qué quieres?", pero no quieres nada. Tengo un cohete en la espalda, preparado para disparar cuando leas esto, cuando todo el mundo lo sepa, cuando yo quiera comprender que el mayor de mis errores, en no entender, es no querer saber que si lloro es porque no estás conmigo, y me enfado y grito, nunca a ti, pero si por tu culpa. Y pasan los días y yo solo quiero salir del hotel, olvidarme que estoy allí, olvidarme de mis inicios, de cuando te llamaba para que me silbaras por teléfono, de las napolitanas, de San Martín y así, como si nada, mezclo historias que no tienen nada que ver, solo que no me llevan a ninguna parte, bueno sí, a este blog que nadie lee, perdido entre direcciones de clase X y sitios donde vender, secciones que a menudo se hacen una "viuda quiere sexo sin cobrar" ¿dónde quedó su amor? Enterrado con él. ¿Y el tuyo propio? Eso decía.
Y mientras escribo el mundo hace lo que yo quiero que haga, lo decía García Márquez, ¿no, Estefa? "Si yo quiero que este tío levite cuando beba chocolate, levitará"
Y si es cierto, y si yo invento, invento amapolas amarillas que fumen margaritas. Invento camisas de una sola manga, barbacoas en un volcán asando chuletas con lava. Invento que lees esto y... No soy tan buena para inventar.