miércoles, 5 de septiembre de 2012

Noche de reencuentros

Son muchas las personas que he conocido a lo largo de mi vida. Nunca me consideré una persona sociable en exceso, de esas que necesitan irse a casa con un amigo nuevo cada noche, que buscan en los demás la aprovación que quizás no tengan de sí mismos. Pero si alguna vez me quejé de aquellos que se cruzaban en mi camino, el tiempo me enseña que son las mismas piedras las que hacen el sendero y no el sendero quien fabrica piedras.
Y en una de mis, ya sonadas noches en vela, echo la vista hacia atrás y me encuentro con ellos. Amigos que se vuelven conocidos o desconocidos que se ahora forman parte de mi familia y me vienen lágrimas a los ojos. De felicidad, de nostalgia, de todo aquello que sufrí o reí junto a ellos y me entristece pensar que mi paso por su vida no haya sido tan espectacular como el paso de la suya por la mía. Espectacular. Porque nada que merezca la pena ser añorada tiene que ser menos que eso, menos que espectacular.
Echo de menos a aquellos que se fueron, y ansio conocer a aquellos que vendrán. Solo espero que, en mi cielo, algún día me dejen juntarlos a todos ellos y sentarme a recordar.
Rezo para que, si en esta noche me Estas escuchando, si he de morir, por lo menos que sea con mis recuerdos, con la alegría que hoy siento de poder mirar atrás y pensar en ellos...
¡Sabría que vendrías esta noche también! Ojala pudieras hablarme y yo escucharte como tú haces ahora conmigo...

domingo, 19 de febrero de 2012

La Ley

Si algo puede salir mal, saldrá mal. Supongo que Murphy sufrió una crisis de identidad al descubrir su Ley universal, esa que le decía que da igual la esperanza que tuviera en cualquier cosa porque, al final, se jodería.
Al principio, luchas contra tu propia verdad, te enfadas, intentas rebelarte, la rabia te come y tu la comes a ella hasta que alguna de las dos diga basta. Luego llega la tristeza, la rabia ganó el combate. Y ahora te queda jugar con la soledad, resignarte a que no te pase el balón. Negarla sería negarte la propia realidad.
Ahora te queda preguntarte el por qué. Por qué llegado a este punto del camino los pasos se hacen más pesados y más dificil el avance. Por qué, si lo que te espera no te entusiasma y retroceder sería una derrota, quedarse parada no es ni siquiera una de tus opciones. Y como quién no quiere la cosa, sigues avanzando, moviendo los pies más bien, de manera automática, parando en cada piedra del camino a lamentarte por..., solo a lamentarte.
Y si miras hacia atrás, ves que alguien se llevó tu alegría, tu energía, te robaron tus dones sin mostrar más arrepentimiento que una mirada de soslayo al verte pasar. mientras tu camino, el que no te gusta ni alante ni atrás, se hace más y más largo, con un destino incierto y muchas decepciones en el trayecto.
Quizás Murphy lo sintió, y quiso callárselo. Fabricar una caja de pandora donde guardar su secreto y fingir que nada de lo pronunciado ha sido dicho jamás, pero... la caja se rompió y todos lo descubrimos "si algo puede salir mal, saldrá"