sábado, 21 de marzo de 2009

Frente a un cafe, siempre manchado

Ella me conoce. En una cafetería, frente a un café, siempre manchado y caliente, me mira y adivina entre frases que no he pronunciado aún.
Frente a un café, siempre manchado, me mira y me conoce. Yo callo, de las pocas personas que son capaces de quedarme sin palabras, me siento vulnerable ante ella, porque ambas sabemos que dice justo aquello que es verdad, que sabemos que es cierto.
Frente a un café, siempre manchado, no quiero estar con nadie más, averiguo que no quiero escuchar nada que no venga de ella, porque ella me conoce, porque dice lo q pienso sin pensarlo, sin querer pensar, sin hacerme daño, sin querer que sus palabras me influyan para vivir, solo para pensar aquello que me niego a hacer.
Frente a un café, siempre manchado, está la persona que más me conoce, mejor que yo misma en realidad, la que más me quiere, eso sin dudarlo ni un momento. Y me miro en sus ojos y soy capaz de verme, de verme más allá de lo que yo veo en un espejo inerte, porque solo en los ojos de aquellos que te quieren serás capaz de verte, y de ver aquello que no quieres mirar.
Mi hermana, mi compañera, algo que no sé explicar, que no tiene denominación, que no quiero nombrarlo por miedo a que se pierda, que se rompa si lo pronuncias. Solo frente a un café siempre manchado, con ella, siempre con ella, la vida empieza a tener sentido tras días de soledad y duda.

domingo, 15 de marzo de 2009

Provando

Provando eso de ser feliz. Provando a combatir miedo, a ser paciente y no querer saber, a no ser tan clara que asuste. Provando eso de vivir, de sentir y dejar sentir, lo malo y lo bueno. Provando quedarme sin aliento ante una respuesta que no quiero oir, que no quiero que llegue, la incertidumbre, unos labios cerca que no se pueden besar, un secreto a voces de quienes no tienen nada que esconder, pero que se esconden por los pasillos de un palacio que una vez construyeron para ellos sin querer.
Provando a que el tiempo pase, sin que el reloj te diga que está pasando, sin prisas, sin nada que importe más que unas risas y conversaciones que no llegan a nada serio, porque "no son nada", porque no se atreven a serlo.
Provando el "quien puede más", un tira y afloja de deseos que no se cuentan, que no se pueden contar, "el primero que hable pierde".