Las musas

Unos ojos que se miran, una persona que se encuentra..., sin embargo tú no miras a nadie, cierras los ojos y allí te quedas, sin saber si quiera quién se cruza contigo en la calle.
Las musas anoche no pasaron de mí, no me defraudaron, sin miedo ni rencor. Nada por lo que estar triste, ni pensar, ni ser adulta ni comportarse como se supondría que debería hacerlo. Nadie a quien decepcionar porque nadie espera que hagas nada en realidad. Pero esque no puedo, no puedo escribir como mis musas porque siempre tengo algo que me gustaría y no tengo, siempre algo que me contradice: lo que debería contra lo que querría o contra lo que me queda por hacer.
Y delante de mí hay un horario, del mes de noviembre, programandome cada hora de cada tres días, programando de una manera u otra mi vida: lo que debo (seguir ese horario) contra lo que quiero (viajar sin reloj ni calendarios), lo que soy contra lo que se supone que debo ser.
Y aún así me gusta mi vida. Porque puede que acertadas o no sigo mis reglas, tomo mis decisiones y escribo mis chorradas en papeles en blanco. Chorradas que me hacen libre, chorradas, al fin y al cabo, que marcan la diferencia, mi diferencia, porque hay quien decide no escribirlas, porque hay quien decide no tener decisión, porque hay quien decide no tener una vida.
Y en la calle sopla un viento que me hace extremecer. Me acaricia con una manos fría, pero agarrandome fuerte de ella. Y me lleva por la ciudad, mi ciudad con su vida diferente, encontrando el color de su mirada y cediendo mi color.
Lo siento, pero... "las musas han pasao de mí" se habrán ido a Madrid...