martes, 27 de abril de 2010

A menudo, estiras la mano y crees tocar el cielo. Te agachas en un arroyo e intentas atrapar el agua, cogerla y enseñar tu triunfo. Te tiras en un parque y respiras hondo, como intentado adivinar el olor del aire. Pero no sabes que te equivocas, que nada de esto podrás conseguir, que te engañas como tantas veces haces con cosas de la vida cotidiana.
Crees que educas, que enseñas con tus vivencias y no sabes que a quien hay que enseñar es a ti. Porque un día la luz te atravesara no significa que la poseas, que la tengas guardada en un bolsillo del pantalón.
Tampoco yo soy maestra, palabra que, subestimada, se refiere a quienes poseen el saber, el poder y el arte de mostrar, de hacerte pensar, más que contar, te guía.
No repitas lo que ves, cree tu propio criterio. No plagies la realidad de los demás porque no hay comparación de vidas, no hay color.
Piensa antes de hacer, antes de escribir, antes de sentir quimeras en las nubes y no busques excusas, lo que ves es lo que hay.

domingo, 18 de abril de 2010

Y él...

¿Y él se acordará? ¿Pensará, en la soledad de su salita al final del pasillo, en el último día que la besó y su beso fue correspondido? ¿En aquellas noches de infinito amor en el que sus cuerpos se unían y el sexo dejaba de ser solo placer para ser una muestra más del amor que se tenían? ¿Aquellos momentos de abrazos desnudos en la cama, esperando que llegara el día, sin ganas de que la luna se ocultase?
¿Los paseos de la mano? ¿Las miradas furtivas de sillón a sillón, mientras las sonrisas se dibujaban tranquilas en sus rostros de ancianos que han tenido una vida dura, llena de felicidad?
¿Pensará en el suave susurro del viento que recorria peregrino los milimetros previos al contacto de las caricias?
¿Recorrerá su mente su cuerpo expuesto al sol, en alguna de las playas, en alguno de sus viajes? ¿Volverá su mente a posarse en sus manos fuertes, mientras martilleaban el cristal de la mesa, incesantes y nervisas?
¿Olerá su perfume entre las sábanas? ¿Buscará el tacto entre su ropa? ¿Sentirá el abrazo de consuelo entre su propio abrazo? ¿Oirá la voz, la risa, la canción que emanaba de entre sus labios?
¿La extrañará tanto que el dolor le supere? ¿Llorará aún?